ring, ring! - suena el teléfono, contesta- decía el esposo, la mujer de mala gana lo tomaba y decía: - hola, con quién desea hablar?- al otro lado una voz realmente seductora repondía:- no sabes las ganas que tenía de escucharte, de decirte lo mucho que deseo tenerte entre mis brazos- la mujer sorprendida decía: - quién habla?, tal vez sea un número equivocado- el misterioso hombre contestaba:- por favor no me cuelgues, no me conoces ni yo a ti... pero se que me necesitas tanto como yo a ti; siento una gran necesidad por besar tu cuello, hacer un paseo por tus dulces y delicados pechos, quiero acariciar tus múslos y tus nalgas, tocar suavemente con mi lengua el portal celestial que se encuentra entre tus dos pilares de carne, quiero arrancarte la ropa con mi boca ardiente, tomarte entre mis brazos con tanta fuerza que nunca puedas huir, quiero besarte todo el ser, no dejar un solo lugar sin que mis labios lo toquen, quiero acariciarte hasta el alma y cuando estés bañada en el dulce nectar del placer voy a introducir parte de mi en ti, me moveré al son de la dulce melodía de tu exitación, te besaré los labios y recitaré palabras de amor a tus oídos, te arrancaré fuertes sonidos que avivaran mis deseos y mi placer claro está!, llegaremos juntos al climax y depositaré las semillas de la vida en tu dulce nido de fértilidad... - aquella mujer tenía los dedos sumidos en su suave y húmedo laberinto divino, gemía de una forma exitante, con la mano libre se acariciaba el cuerpo, de vez en cuando metía los dedos a su boca. al otro lado del teléfono se encontraba su esposo, era un juego que ambos habían planeado, salió del baño y se abrazaron, besaron y acariciaron, hicieron el amor toda la noche en repetidas ocasiones, siempre con un nuevo juego; pasaron del loco del teléfono a la violación, de ahí a la colegiala inocente (ese es estúpido), la sexy sádica, en fin... quedaron muy cansados, desnudos en la cama durmieron abrazados... despertaron y siguieron con la rutina de siempre.

.... entre mis múltiples fantasias, siempre ha estado esa, la del loco del teléfono, y no para tirármelo ni nada, sólo escucharlo.