lunes, agosto 15, 2005

una niña se llevó mi vida...

Estaba la niña con su vestidito rojo corriendo por el campo agarrada a su muñeca... corría entre los árboles y de vez en vez arrancaba alguna flor. Su abuela la miraba desde el granero y sonreía, se admiraba de la belleza y simpatía de la niña: ella reflejaba lo que siempre había soñado como hija.

-abuela, qué es la muerte?- preguntaba la chiquilla, -la muerte es algo hermoso a lo que todos los seres vivos estamos condenados- respondía la abuela, y aquella niña inconforme con la respuesta insistía: - pero, ¿por qué es tan hermoso?, cuando la gente se muere no le avisa a nadie y la familia llora- la abuela sonreía y escuchaba atenta – prometo que cuando vaya a morir te avisaré y desde ahora debes de pensar que no hay porque llorar cuando alguien muere- decía la abuela, la niña se fue a jugar nuevamente con su muñeca.

Pasaron algunos meses antes de que la abuela enfermara y cayera en cama, la niña pasaba gran parte de su tiempo cuidando a su abuela – te vas a morir abuela?- le preguntó alguna vez – no, hoy no moriré pequeña, te he dicho ya que el día que vaya a morir te avisaré, y créeme ese día no es hoy- la pequeña sentía gran alivio al escuchar esas palabras, tomó a su inseparable muñeca y salió a jugar. Las tardes ya no le parecían divertidas y mucho menos bonitas, su abuela era quien daba esos toques a la tarde, a sus tardes.

Un día la niña preguntaba a toda su familia lo que pensaban sobre su abuela, y se dio cuenta con las respuestas de que todos querían tanto como ella a la abuela, y pensó que no quería que su abuela muriera, fue a visitarla a su cuarto y le llevó el té:- toma abuela, te traje té de naranja, bébelo mientras está caliente- le decía la niña; la abuela la tomó entre sus brazos y le dijo lo mucho que la amaba, le habló un poco sobre la vida y su gran experiencia viviéndola, le habló de las maravillas que descubriría con los años, y le regaló los bellos recuerdos de toda una vida: -éste es el momento querida mía, ve y avísale a tu mamá que estoy muriendo- la niña lloraba, no quería separarse de su abuela y mucho menos quería que ella muriera, la abuela la separó de si y le dijo:- corre niña, ve y diles- la niña se aferraba al brazo izquierdo de la abuela y le decía: -no quiero ir, porque cuando regrese ya no estarás viva- lloraba inconsolablemente y más se aferraba a su abuela: -corre amor, te juro que no moriré hasta que no regreses- la niña besó la frente de su abuela y le hizo prometer que cumpliría con eso que le había dicho, la abuela asintió y la pequeña salió corriendo; se sentó en un escalón afuera de su casa y lloró, su madre le vió, pero la pequeña no le dijo el motivo real por el cual lloraba, le dijo que se había caído... –mamá, cuánto quieres a mi abuela?- preguntaba : - no podría decirte exactamente cuanto la quiero, pero es muchísimo, mi amor no cabría en esta casa- le decía la madre mientras se levantaba para retirarse, le pidió que no tardara mucho y dijo que pronto estaría lista la comida. Mientras tanto la abuela acostada en su cama, espera impaciente a la pequeña niña, quería morir ya, pero no podía faltar a su promesa. La niña salió corriendo en busca de su tía y cuando la encontró preguntó lo mismo que a su madre y obtuvo una respuesta similar... corrió a buscar a sus primos y lo mismo le dijeron, ella creyó que no podía permitir que su abuela muriera, todos la amaban, ella la amaba y no quería que muriera.

Pensó mucho en el bosque , rascaba su cabeza en busca de una respuesta lógica y de una mejor solución, quería volver a platicar con su abuela, pero sabía que si regresaba ella moriría... eso no era lo que quería. Entonces recordó que su abuela había jurado que no moriría hasta que la pequeña hubiera avisado a su familia y cuando hubiera vuelto, -eso es!- gritó... corrió a su casa y guardo en la bolsa grande de mamá un poco de su ropa, el reboso de la abuela, una foto de su madre, otra de su familia, un cuaderno, un lápiz, los ahorros de su madre, dos piezas de pan, una lata de sardinas y una botella de agua; escribió una carta, tomó a su muñeca y dejó aquella carta sobre la mesa... en la carta explicaba que tenía que irse, pero nunca dijo que su abuela estaba apunto de morir... se fue y nunca regresó.

Ahora la abuela ha vivido por más de 103 años, y busca desesperadamente a su nieta... ella quiere morir y no podrá hacerlo hasta que la niña (que ya no es una niña) vuelva.

1 comentario:

JACQUEL (antes wrutuu88uu) dijo...

gracias maraca, tus comentarios me hacen sentir bien... do it!, escribe lo que le haz prometido a tu abuela. te quiero.
** no publique la de la muerte porque se me olvidó el título, así ya tendré una para otra ocasión.