lunes, diciembre 07, 2009

Sí usted es secretario de salud, policia cibernético, juez, sacerdote o mi madre... mejor ni lea.


Un día no hace mucho me encontraba somnolienta, enamorada y con muchas actividades que realizar y nada de ganas de hacerlas, por lo que un buen amigo me ofreció drogas para contrarrestar mis males. Mi primera experiencia con la efedrina fue inútil: en teoría debió de quitarme el sueño, aumentar mi presión arterial, provocarme verborragía (me encanta el término), claridez mental, quitarme el apetito, ponerme de buen humor y con ganas de hacer cosas; de todo lo anterior nada pasó... al contrarío, el paseo de 1/2 km de Constanza me resultó eterno y tuve un poco de carga moral por haber usado sustancias ilegales para mejorar mi semblante, estuve en extremo ansiosa por mi hora de salida para verte y así un montón de cosas; llegué a la conclusión de que era un verdadera pendejada y jamás volveré a confiar en un cabrón que pasa más de la mitad del día contemplándose al espejo y el resto hablando sobre sus músculos perfectos (mucho menos aceptar sus remedios chinos).

Esta noche, de vuelta a mi hogar, he percibido un modesto aroma a hachís (tal vez marihuana... da igual) que me abrumaba y me incitó a recordar un viejo camino por el que una moto corría liberando una armoníosa melodía, mismo camino en donde encontré un espejo y descubrí que era bella... recordé ese día y mi nostalgía por el campo...

 La procedencia de aquel aroma pudo ser evidenciada unos metros más adelante cuando ví a un trío de jovencitos sentados en el borde de la banqueta que atentos miraban a una pareja de enamorados que felices corrían por la calle jugando estúpidamente como sólo los enamorados hacen.... detuve mis pasos un instante para también contemplarlos y unirme a la gran expectación de aquellos tres quienes parecían mirar un filme o algo así, sinceramente tuve un poquito de náuseas y envidia, así que inteligentemente me retiré del lugar. Durante el resto del trayecto entretuve a mi mente con recuerdos ininteligibles de cuando fuí reina y los demás actuaban escenas escalofriantes sólo para mí; quisiera poder recordar con exactitud todo aquello que esa noche ocurrió... y a ninguna conclusión llegué.

Estando ya en casa, antes que cualquier otra cosa, me dirigí a la cocina a prepararme mi taza de café nocturna, que después se convirtió en otra... y otra... y otra (tal vez por mitosis), tampoco la cafeína tiene ya efectos sobre mi organismo (ahora mismo tengo mucho sueño)... que pena!!, ¿Será acaso que me he vuelto inmune a las drogas psicoactivas y/o/u estímulantes?, ¿Esto será un indicador de que me he vuelto adicta?, ¿Por qué hago preguntas tan idiotas?... Sólo espero que no me vuelva más loca de lo que ya soy, me da miedo.

por aquello de mi nostalgía por el campo

otra de mis adicciones


referente al abuso de sustancias y sueños maravillosos

Tengo tu mismo color




Y tu misma procedencia.



Somos aroma y esencia



Y amargo es nuestro sabor...

sí puedo volar!!!
 
 


*** También me he vuelto adicta a las llamadas telefónicas con duración mayor a una hora, a leer una y otra vez los sms, a que me lean cuentos, a extrañar-te-, a imaginar-te-... ay de mi!!!, cada día más cursi... me doy asco!!!. Nuevamente ofrezco disculpas y besos para compensar mi idiotez... mejor voy a dormir... chau! 

3 comentarios:

Francisco Palacios dijo...

No se si todas las adicciones sean malas (qué tal aquella adicción de no tener adicciones, por ejemplo).

Creo que los narcisistas no pueden confiar ni en ellos mismos, tengo la teoría de que son las personas con mayores complejos e inseguridad, debido a lo cual deben compensar todo ello en su apariencia física.

El tetrahidrocannabinol, en mi propia experiencia, no superó a la realidad de un caleidoscopio, una rica comida y un abrazo suave.

¿Por qué tachaste que podías volar? Yo se que puedes hacerlo.

Lo que está después del asterisco me recuerda que hay mucho por hacer.

Francisco Palacios dijo...

Olvidé escribir que la última foto es muy buena.

y ya.

bonita dijo...

y ya XD