miércoles, julio 12, 2006

dulce gorrión.

Una vez más desperté creyendo no ser yo, pero esta vez era verdad. Los cambios eran evidentes, mi voz, mis manos, mis pies, mi pelo... todo era distinto.
Siempre había estado inconforme conmigo misma y había deseado ser un pájaro "para volar y morir pronto"... cuando salí del cuarto mi madre notó algo extraño, pero no estaba 100% segura de lo que era: -dime que vez- le dije, ella me miró por todos lados pero no dijo nada respecto al tema sólo: -se te va a hacer tarde- y se fue.
No quisé que nadie me viera, esa tarde había quedado con mi novio para vernos, por la pena que sentía tuve que llamarle para cancelar todo, dijo que mi voz era dulce y melodiosa como la de un pájaro... le colgué el teléfono sin razón. Me quedé todo el día pensando en mi y lo mío...
Más tarde volvió mi madre, se acercó y me besó en la cabeza, miró mis ojos tristes y llorosos y me preguntó qué era lo que tenía:- Ya no soy yo mamita- le dije mientras le mostraba todo mi cuerpo, ella hizo un dulce gesto, me acarició la cara y dijo: - es normal que con la edad haya cambios físicos, no te espantes- tal vez tenía razón... o tal vez no, yo no conozco a nadie que con la edad se haya convertido en pájaro.

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