sábado, septiembre 05, 2009

Cena de gala.




En un inicio todos nos encontrábamos sentados alrededor de la nada, fundidos en una plática incesante de banalidades y mediocridad, la cena estaba por servirse: un asado de lechón, vino extranjero y frutas diversas serían el menú… mientras tanto el oro y poder eran los protagonistas de la noche; yo no pertenecía ahí… necesitaba de algún modo olvidarme. En un instante se hizo el silencio y he aprovechado la oportunidad para disculparme y retirarme, fui directamente al salón de los espejos en donde no había nada más que paredes que reflejaban la soledad de sus invitados; entré y vi en el centro un gran diván blanco que impaciente me esperaba, me acerqué sigilosamente y me recosté un momento en él. Al cabo de unos segundos creo que me dormí, ya no me enteré de nada ni de nadie.
De un sobresalto me he levantado tras haber escuchado al viento susurrar mi nombre: -Jacqueline!!- Imploraba, -Jacqueline!!- repetía y yo aterrada, mire hacia todos lados intentando encontrar a quien me llamaba, no he visto nada salvo mi hermoso reflejo en uno de los espejos; ahí estaba parada en medio del salón con mi largo vestido blanco, las zapatillas de cristal y un gran tocado de orquídeas en el cabello… -un momento- me dije a mi misma al darme cuenta de que yo no había llegado vestida de esa manera a aquel lugar – En donde está mi vestido negro?- me pregunté en voz alta. Un tanto confundida salí de aquel sitio para buscar al resto de mis acompañantes. Todo parecía haber cambiado, aquello era ahora un elegante lugar con muchos salones y nada de gente, ¿a dónde habían ido todos?, entré a todos y cada uno de ellos y no he visto nada, sólo botellas de vino vacías y platos servidos sin nadie detrás de ellos.

Pasadas unas horas (o unos minutos, el tiempo parecía tan relativo!!) he escuchado risas y aplausos detrás de una inmensa puerta dorada, la jalé con todas mis fuerzas intentando abrirla, pero no tuve éxito parecía que pesaba más de una tonelada. Corrí desesperada intentando encontrar otra entrada y fue así como llegué hasta un sótano que era oscuro y húmedo, características típicas!!! y claro, para no perder el estereotipo no había ni una sola vela, así que con mucho temor me adentré en él, cual vil rata me he pegado en una pared para poder guiarme; y así transcurridos unos metros pude ver una pequeña luz que tímida se asomaba, aceleré mis pasos como sí llegar hasta ahí fuera cuestión de vida o muerte. Era una pequeña puerta de madera frágil que se había debilitado más con la humedad, así que con un empujón fácilmente pude abrirla… al cruzar me he encontrado nuevamente con silencio y oscuridad, sin embargo, pude sentirme acompañada… como medio millón de miradas se centraban en mi, sin decir absolutamente nada, sin respirar, sólo observaban. Una luz de pronto me apuntó, me ha deslumbrado en primera instancia por lo que tuve que cubrirme con una mano, una vez que mis pupilas se adaptaron pude distinguir a todos y cada uno de ellos, por un momento me sentí aliviada y pretendía platicarles mi experiencia y justo cuando estaba apunto de hacer una pregunta escuché una fuerte exclamación de “AHORA!!!” ,no se de donde salieron como 10 lobos hambrientos que me acechaban por cada uno de mis lados, uno a uno se me lanzaron encima aunque extrañamente lo único que hacían era rasgar alguna parte de mi vestido y en seguida se retiraban para ceder el turno a los demás. Me encontraba hincada con los ojos cerrados esperando el momento de mi muerte, sabía que en cualquier instante alguno de ellos me devoraría. De pronto cesaron los ataques, extrañada abrí los ojos al escuchar la ovación del público, pensé que aquello era una extraña broma y me levanté… caminé hacia el centro del escenario para enfrentarme a ellos cuando de pronto apareció un mulato alto de buena musculatura desnudo, traía consigo al lobo alfa… ambos me miraron con deseo, por un lado el lobo querría comerme y el negro a su manera también. El lobo atacó primero, se me fue encima y me mordió un brazo, pude ver el brillo de sus afilados colmillos manchado con un poco de mi sangre, creí que el fin había llegado y que pronto me mordería la yugular… con sus garras me ha abierto muchas heridas en todo el cuerpo, mi vestido (o lo que quedaba) ya no era blanco, el lobo me lamía incesantemente… su lengua me raspaba y abría cada vez más las heridas, que en un principio ardían, después de unos minutos ya no sentía… sólo esperaba ansiosa el momento del fin. Entre las sombras pude ver al negro que se fundía con la oscuridad, nos miraba atento… impaciente y excitado. Poco a poco fue acercándose a mí, el lobo se intimido y paro de lamer mi sangre, en señal de sumisión agachó los hombros y de un violento salto nos abandonó.

Me encontraba tirada en piso, herida, ya casi sin ropa… buscaba desesperadamente a alguien del público que pudiera ayudarme, los miraba angustiada, pero nadie hacia nada. El negro en un momento estaba inclinado entre mis piernas, las mordía y golpeaba, yo suplicaba… el lamía y me torturaba... en su mano izquierda tenía dos dedos con las uñas muy largas, metía una a una y rasgaba más la herida que tenía en el cuello… recolectaba mi sangre en la cuenca que se formaba entre mis pechos, lamía y mordía… mordía y lamía, yo sólo suplicaba… quería morir ya, ese maldito negro no se agotaba y yo no podía moverme más… un ligero rayo de luz se posó en él, pude distinguir su inmenso pene erecto que apuntaba al cielo, también pude distinguir lo profunda de su mirada que se me clavaba como una daga… de pronto se hincó frente a mi y de un brusco movimiento abrió mis piernas para hacer paso a su miembro duro como el hierro, pude sentir su punta roma cómo palpitaba ansiosa por penetrarme. Pese a que había sido tratada peor que basura al momento de consumar el acto, me trato como sí fuera la mujer que amaba, fue delicado… tanto que hasta lo he disfrutado, me ha gustado sentir aquella monstruosidad dentro de mí… martilleando, sofocándome, matándome; en un instante su semen se desbordaba y me cubría las nalgas… pensé que aquello había terminado, pero no era así… de algún lugar el negro había sacado un puñal que estaba dispuesto a enterrarme……….

….- Menos mal que estás aquí, nos tenías preocupados a todos, la cena está lista- me decía Alfredo quien estaba parado en la entrada del salón de los espejos, exclamé un fuerte suspiro de alivio y me levanté para irme con él. Al llegar al salón principal todos me miraban con alegría, me senté y el banquete comenzó. Los sirvientes (más bien esclavos) estaban parados alrededor nuestro esperando atentos nuestras ordenes, sin querer he mirado por mi izquierda y vi al negro de mis sueños quien vestía un traje blanco y portaba una servilleta en el brazo derecho, una oleada de frío me recorrió espantosamente el cuerpo… no era miedo, era deseo.

No hay comentarios.: