sábado, agosto 19, 2006

afortunados los que tienen boca para pedir y dinero para pagar.

** En la casa.
Recostada, intentándo entender otra lengua, intentándo entender otras formas, intentándo entender al mundo, me he dicho técnicamente: -tengo que comer algo para evitar una hipoglucemía- puesto que no había comido y eran como las 8:00 p.m.; me levanto sin nadita de ganas y me miro al espejo, recojo mis negros cabellos bajo una cosa plástica igualmente negra. Tomó dinero, una chamarra el teléfono y ya.
** Al salir.
La calle estaba vacía allá en la ciudad de nadie, la poca gente que había eran los múltiples tenderos quienes esperaban clientes refugiados en la calle, huyendo de sus miserables y cálidos negocios, cazando como bestías. Camino y camino y no hay algo que me interese, doy vuelta y observo: NADA, giro al lado contrario y: NADA, atraviezo entre la hierba que moja y pica, brinco el surco de basura y vuelvo a la civilización. Mientras eso pasa pienso en la gente (la que me importa, claro)imagino algunos diálogos con ellos y sonrio... camino y camino, a más camino menos gente y menos negocios todo se comportaba diectamente proporcional... cada vez había menos vida. Cruzo la frontera y vuelve la gente, vuelven mis esperanzas de comer; pienso en aquellos pobres perros que devoraban una cabeza de gato... y sigo con mi camino. Llego a un lugar sucio, pero con comida, me siento y pido pan, papas, maíz, queso y cerdo: -y de tomar?- pregunta la anciana que atendía el lugar- da lo mismo, lo que sea es una mierda- pienso y en cuestión de segundos le respondo: -una coca,por favor- .
Como con tranquilidad mirando las moscas que hay en la pared ,-espero que no haya sido envenenado- pensaba en el gato mientras comía. Cuando terminé me levanté y le pagué a la señora con un billete y dijo: -no tengo cambio- y le dije que yo tampoco, ambas en nuestra postura de "yo te gano" nos quedamos mirando hasta que perdí y dije: -voy a comprar leche, ahorita le pago- y me fuí a la tienda, de vuelta le pago porque soy una de esas afortunadas en tener boca para pedir y dinero para pagar, mientras buscaba en sus bolsas monedas para darme pienso en mil maldiciones hacía ella cuando me dijo: -espero que tenga buena mano- no pude evitar sentir lástima por ella que creía que yo le podría dar suerte, pobre ingenua... seguro que ahora ya no exite su negocio.
**De regreso.
De vuelta otra vez a la soledad, camino hacía mi hogar, los perros siguen comiéndose al gato: uno le quitaba la piel de la cabeza otro más de las patas, me acerqué para verlos y el más pequeño me gruñó: tranquilo- le dije y me aleje... pensaba en vísceras, sangre, putrefacción y en todo aquello que percibí; en la siguiente esquina había otro perro sin piel, seguro que el gato se lo comió.

1 comentario:

Kaleidoscopico dijo...

ya te extrañaba!!