una visita

Ayer llovía muy feo, me dio mucho miedo pensar que algo malo podría traer esa lluvia... lloré al ritmo de ella, así que de repente no distinguía entre el sonido de la lluvia y mi llanto. Eran ya la 3:00 a.m. y lo único que quería era dormir... tenía que despertarme a las 3:55 a.m., sólo tenía 55 minutos para dormir...- puta lluvia, no me deja dormir!-, grité, me senté en una esquina de mi cama a pensar, a intentar relajarme para dormir por lo menos 50 minutos. Después de esos pocos minutos, volví a recostarme e intenté dormir. Pero no podía, la lluvia me lo impedía, cada instante caía con mayor fuerza y algunos rayos caían también, me espanté muchísimo, como sea intenté dormir... y cuando por fin me hube relajado, la puerta sonó, alguien tocaba desesperadamente esa puerta... aaahhhggg!!!!!, me enojé demasiado, -¿quién chingados toca la pinche puerta a esta hora?- dije mientras me levantaba, cuando abrí la puerta vi una silueta delgada y mojada, no era más que la muerte quién se estaba mojando demasiado:
-hola Jacqueline!- me dijo.
-no jodas, ¿ya viste que hora es?- le dije con molestia.
-sí, sé que es tarde... pero me estoy mojando demasiado, permíteme pasar la noche aquí-
-no, ¿cómo crees?, sí te ve mi madre me mata!- respondí apresuradamente.
-por favor, Jacqueline, no seas egoísta- suplicaba.
-perdóname, en serio no puedo- insistí.
-a cambio de un lugar en tu cama, te daré lo que quieras- me decía.
-no se trata de que me des algo, simplemente no puedo... entiende- contesté
-piensa lo que me estás diciendo, acaso no te das cuenta que soy la muerte?- me dijo molesta.
-y acaso no te das cuenta que me vale madres quien seas?- contesté con la misma molestia
-por favor, Jacqueline, puedo posponer tu muerte sí así lo quisieras- me decía frívolamente
y después de pensar un buen rato decidí que la dejaría pasar, después de todo: ¿quién duerme con la muerte?, sería un buen chisme que contarle a Nayelli en la escuela: - pasa, pero si voy a pedirte algo a cambio- le dije
-y ¿qué es eso que tanto quieres amiga?- Me preguntaba dulcemente la dulce muerte.
-quiero que le des salud a toda mi familia, y que por este año no te lleves a nadie de las personas que quiero... A NADIE!!!- ella se rasco el frontal en seña de que estaba pensando –esta bien- me dijo extendiendo su huesudo brazo, a lo cual respondí extendiendo mi huesudo brazo también. Pasamos la noche (o lo que quedaba de ella) abrazadas la una de la otra, ella me contó algunas de sus aventuras y yo algunas de las mías, dijo que estaba ansiosa por llevarme (lo sé, soy encantadora) pero que cumpliría su promesa de no llevarme ni a nadie de la familia... cuando el despertador sonó, le dije que tenía que irme, pero que podía quedarse sí así lo decidía, dijo que estaba eternamente agradecida, y prometió buscarme, así que tengo que irme porque está apunto de llegar.