jueves, octubre 29, 2009

El chico del crucero.

Viernes 15 después de las 5:00 p.m, es el peor momento para andar en automóvil en esta caótica ciudad: tránsito pesado, gritos, ambulantes y de esos cabrones que se te avientan al parabrisas a exigir cobrar por un trabajo que nadie solicitó.

Llevaba ya un rato en el eje de Guerrero y sentía que lo único que avanzaba era mi segundero porque los autos seguían todos ahí parados como sí aquello fuera un gran estacionamiento. La cabeza me mataba y lo único que esperaba era llegar a casa a darme un buen baño, la tina sería una excelente idea.

En algún momento mis pensamientos se vieron turbados por el hilarante caminar de un joven vagabundo de pálido rostro que apenas rebasaba los 20 años; algo en él me causo ternura y cuando nos alcanzamos detuve el auto sin pensar, bajé el vidrio y lo invité a subir. Al parecer era un acto muy natural para él, no dijo nada sólo abrió la puerta y entró -Buenas!!- me dijo apenas regalándome una mirada que se me clavaba en el alma, necesitaba abrazar a ese muchacho y brindarle el amor de madre que me tengo guardado desde hace muchos años. No dijimos ni una sola palabra durante el camino, sólo pensaba que aquello había sido una locura, pero no podía hacer ya nada más que ayudarlo, por algo lo había subido.

Paramos en una plaza, me había propuesto arreglarlo y no devolverlo al mundo como un pordiosero, quería que se viera como el hombre guapo que era. Le pedí que bajara conmigo y que esperará fuera del auto mientras yo entraba a comprarle unos calzoncillos nuevos, algo de ropa y unos zapatos, pensé que era algo agresivo decirselo así, por lo que tuve que cambiar mis argumentos y ofrecerle que comiera en un puesto callejero mientras yo hacía las compras. Así lo hicimos y más tarde volvía con algunas bolsas, pensé que se habría ido, pero no, estaba sentadito muy quieto justo en donde le indiqué que se quedara, me sentía tan conmovida!!,  desde lejos levanté las bolsas para que él las viera, también se emocionó y corrió a ayudarme.

En el camino a casa hemos entablado un poco más de conversación, le pregunté por su nombre antes que nada, sus ojos oscuros y gigantes me miraron provocándome y con la expresión fría respondió: -¿A ti cómo te gusta?- no supe que contestar, cambié de tema central al clima y luego el accidente que me ha permitido conocerlo.

Cuando llegamos a mi departamento le indiqué el lugar del baño, le mostré lo que había comprado para que eligiera lo que usaría después de asearse, preguntó mi opinión respecto a los calzones, le dije que eso no me incumbía, que se bañara. Mientras tanto, yo emocionada me puse a arreglarle un espacio para que pasara la noche, me había convencido de adoptarlo como mi hijo. De pronto me vino a la mente su imagen desaliñada, lo delgado de su espalda y sus ojos... sus ojos!!, un escalofrío me recorrió y me hizo estremecer. Abrazada a la almohada he tratado de convencerme de que eso no estaba bien, entonces me quise creer la historia de que era mi hijo y que como tal tendría que tratarlo.

El destino me tiene saña, llevaba más de un año sin tener una relación sexual  y de pronto tenía a un jovencito hermoso en mi casa, que era vulnerable a mis caprichos, de alguna manera quería evitar esos pensamientos y quería ocultarme de ellos en mi cuarto;  sólo espere a que saliera del baño para mostrarle el lugar en donde dormiría, fuí a la cocina a prepararme un té de valeriana para calmarme un poco. Tenía sosteniendo con ambas manos la taza caliente y de pronto se abrió la puerta del baño, salío desnudo con unos calzoncillos en cada mano y me dijo: -¿Entonces, cuáles me pongo?- la taza cayó al piso y su contenido caliente me salpicó todo el blusón... me mojó los pechos y mis pezones salieron a relucir, el joven rápido se aproximó a mi y con uno de los calzones me ha secado los pechos, me quedé inmóvil, sólo el corazón se me aceleró y me costaba respirar pero no hice nada más, él al darse cuenta de mi nerviosismo y clara excitación siguió agitándome las tetas. No hice nada, a decir verdad lo disfrutaba, lo miré una vez más directo a esos ojos tan penetrantes que tenía, su mirada delataba su difícil pasado y su trágico futuro y pese a todo sabía lo que quería y como conseguirlo. De pronto con un poco de violencia me levantó el bluzón y me siguió sobando las tetas, pero está vez al desnudo y me besó el cuello con un poco de delicadeza, era como sí sus acciones reflejaran el agradecimiento por alimentarlo y vestirlo o tal vez era que esa era la única manera que conocía.

-¿Quieres de mi verga?- me dijo mientras se meneaba el pene frente a mi... mis deseos de ser madre se fueron todos al carajo en un instante. Soy una mujer madura de 40 años, éxitosa, empresaria pero a la que le faltaba un hombre desde hace mucho y siendo sinceros no podía darme el lujo de desatender mis ocupaciones por una responsabilidad tan grande como es un hijo. Entonces me decidí por la carne, lo jalé hacía mi mientras me sentaba en una silla y lo abracé tan fuerte que parecía que iba a destrozarle todos sus huesitos, lo bese por el vientre, le agarré las nalgas y frotaba sus piernas... metí su pene desesperadamente en mi boca cómo sí fuera a alimentarme de alguna manera... estaba tan desesperada y ansiosa que nada me intereso, no me importaba el hecho de que un extraño estuviera en mi casa, mucho menos me importó pensar que él se prostituía y que tal vez nunca uso protección y que estaba completamente expuesta a contraer alguna enfermedad... la razón no me funcionó, en ese momento sólo pensaba con la vagina... unos minutos más tarde lo tenía sobre mí, entrando y saliendo constantemente... no quería que terminará, era casi como un sueño, era el hombre que siempre había querido tener en mi cama.

Por la mañana ya no estaba, tampoco la ropa que le compré ni otras cosillas insignificantes de la casa, supongo que creyó que ese sería su pago. Desde ese día transitó por la avenida Guerrero, esperando siempre encontrarlo y subirlo a mi carro para que vuelva a hacerme sentir como una auténtica mujer.

3 comentarios:

Francisco Palacios dijo...

El amor materno desvirtuado en amor sexual y carnal.

Perverso...
y disfrutable.

Alfonso dijo...

Muy chingón el post, como debes imaginar llegué a este blog por Francisco Palacios, pero me gusta mucho tu narrativa, así que estaremos por aqui seguido.
Saludos

jacqueline dijo...

Francisco: La carne es carne, jeje!!
** en tu imagen de usuario te ves mucho mayor XD. Un beso

Alfonso: Muchas gracias.
Ya sabía que eres amigo de Francisco, que bueno que llegaste. Saludos de vuelta =D