¿Recuerdas a aquel chico solitario?, era ese pobre que siempre estaba solo en la escuela; recuerdo su mirada tibia y triste, recuerdo las groserias que todos le haciamos: pobre idiota!. Una vez se lastimo el coxis por una broma muy pesada que le hizo el pendejo del grupo, también recuerdo como todos los regalos que me hacía terminaban en el basurero pocos minutos después, en serio su vida era horrible. Hoy me acordé de él porque vi un limón doble, sí un limón.
Una vez le dolía mucho el cuello, pobre tipo, lloraba de tanto dolor que según él sentía... tuve que ofrecerle un analgésico, después de todo no soy tan mala persona como para no pensar en los demás. Al día siguiente llegó con el cuello torcido y le pregunté sobre su estado, respondío y agradeció el interes, desde ese día me convertí en su confidente, aunque siempre me molestó que me hablara.
Su vida siempre fue asquerosa, desde el momento en que nació, su familia no lo quería, en kinder garden su maestra lo encerraba en el cuarto de limpieza para que la dejara dar tranquila su clase, dijo que estuvo enamorado muchas veces, pero que ninguna había sido correspondido (me daba pena tampoco corresponderle), que fue golpeado infinidad de veces por los abusivos de todas las escuelas por las que había pasado... pobre, y ahora el puto dolor en el cuello.
Un día llegó con una bufanda, fue raro porque estabamos en pleno verano; cuando se la quité vi un gran grano que le palpitaba él dijo que le dolía muchisimo y que ya ningún medicamento le servía. Así pasaron muchos días, muchos meses y hasta un año y el grano nunca se le quito, se quedo del tamaño de un barro, ese pobre chico solitario se acostumbro a tener eso en el cuello.
Era martes, me encontraba sentada bajo la sombra de un árbol disfrutando de buena música y de la compañía de mi novio cuando vimos llegar a aquel tipo con lágrimas derramándose de sus mejillas llenas de acné, me levanté y le pregunté que tenía, él dijo que el grano le había crecido y que no aguantaba más el dolor, cuando lo ví eso había tomado el tamaño de un limón, fuimos al médico, pero fue inútil, sólo le mandaron analgésicos y esas chingaderas que siempre mandan, desde ese día no fue más a la escuela, la verdad a mi no me importaba mucho, me resultaba incomodo estar con él todo el día, así que fue algo bueno después de todo.
Pasaron muchos meses antes de que volviera a saber de él, un día llamo a mi casa y como estaba de buen humor acepté su llamada, me dijo que me extrañaba y que se sentía muy solo, pero que no podía volver a la escuela porque... y ahí se cortó la llamada, me preocupó un poco saber que estaba mal, y esa noche recé por él, pedí que nunca más estuviera solo.
Cuando fue su cumpleaños (5 semanas después de su llamada) fui a verlo, toqué la puerta y su madre estresada me abrió, cuando le pedí hablar con julito dijo que no podía dejarme entrar, primero dijo que su hijo no estaba, luego dijo que si estaba pero que tenía sueño, al final dijo que era una reunión familiar y que no podía dejarme entrar, que su hijo me llamaría algún día. El nerviosismo de la señora y mi molestía me obligaron a entrar por la ventana de su cuarto, cuando lo hube hecho me di cuenta de que no estaba en su cuarto y estaba a punto de salirme cuando escuché dos risillas desde el baño, me acerqué a la puerta y recargue mi orejita en ella para escuchar un poco, alcancé a escuchar: -sabía que dios me quería-, me dio gracia escuchar eso y decidí tocar, julito se alteró y preguntó que quien se había atrevido a entrar en su territorio, no contesté y de un golpazo abrí la puerta.... -¿qué carajos es esto?- pensé, era una escena espantosa: julito tenía DOS cabezas, el grano ese que alguna vez le había salido evolucionó hasta ser una cabeza pensante... aquella cosa dijo que su dios lo había enviado gracias a las suplicas de su fiel favorita.
Julito nunca más estuvo solo.